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TURISME I CIUTAT septiembre-octubre 2018 # 27

"Barcelona debe posicionarse como la capital de un país de vinos"

Valentí Roqueta, presidente de la Asociación Vinícola Catalana desde el año 2014, cree que la gran proyección internacional de Barcelona, obtenida en gran parte gracias al turismo, puede ayudar a dar a conocer aún más la calidad, la personalidad y la diversidad de los vinos catalanes. En su opinión, el enoturismo es la mejor manera de que los visitantes conozcan el territorio y "la riqueza paisajística de nuestro país".

 

"Barcelona tiene que convertirse en el 'kilómetro cero' de la Cataluña vitivinícola y de las rutas del vino", afirma con emoción y rodeado por el legado de la monumental e histórica Masía Roqueta, en Santa Maria d'Horta d'Avinyó, en la comarca del Bages. Heredero de una familia vinculada a este mundo desde el siglo XII, cree que el vino, y los productos agroalimentarios, despiertan un interés y una curiosidad por su cultura y por la implicación del territorio que sólo se puede satisfacer de manera "vivencial", lo que los hace inmunes a la uniformidad del mundo digital. Además, el vino está muy ligado a la identidad y la autenticidad, dos valores cada vez más demandados por los millenials.

Por todo ello, Roqueta cree que Barcelona debe posicionarse "como la capital de un país de vinos". De hecho, la asociación que preside promueve la creación en la capital de la Catalan Wine House, con el objetivo de ser un escaparate de la riqueza gastronómica y de patrimonio histórico vinculada al vino. "Deberíamos tener la capacidad de poder seducir al visitante que llega a Barcelona con los múltiples e infinitos recursos que ofrece nuestro país. Para ello, y, en primer lugar, tenemos que apostar por las alianzas entre las administraciones públicas y las empresas privadas para promover el turismo más allá de la capital ", explica.

"Es un hecho - añade-- que en Cataluña tenemos la mejor oferta enoturísitca del mundo, comparable en Napa Valley (Estados Unidos) o en Burdeos o Alsacia (Francia)". "Un ejemplo de esto es que a menos de una hora de la ciudad de Barcelona encontramos 300 bodegas, y en dos horas, un total de 600". Roqueta, que asumió en 1982 la dirección del grupo vitivinícola familiar, puso en marcha la bodega Abadal en 1983 con el compromiso de elaborar vinos que expresaran la singularidad de la tierra y la dieran a conocer en el mundo. Ahora sus vinos se pueden encontrar en más de 40 países.

El vino está estrechamente ligado a la comida y, en su opinión, es fundamental para potenciar la imagen de la oferta gastronómica de Cataluña, "como máxima expresión cultural de nuestro país". Y los profesionales del sector de la restauración, entre ellos los cocineros, lo tienen muy presente y son los mejores prescriptores. Las cartas de vinos y de comida deben ser coherentes y equilibradas, ya que son la imagen y la propuesta gastronómica del restaurante. "La figura del sumiller es muy importante, porque es el transmisor de la cultura del vino", asegura.

La Asociación Vinícola Catalana organiza los Premios CARTAVÍ, donde se premian las mejores cartas de vino con el objetivo de fomentar la presencia de los vinos catalanes en las cartas de los restaurantes ubicados en Cataluña, así como promocionar el conocimiento de los vinos elaborados en las zonas vitivinícolas catalanas. Ahora, en Barcelona, el turismo será el mejor aliado.